La Alianza Evangélica Latina (AEL) viene siguiendo con atención los acontecimientos relacionados con la pandemia del coronavirus y su evolución, conscientes de la gravedad de un problema que ya se extiende por varios países de Asia, Europa y pronto está llegando a las Américas y a todo el mundo.
Ante esa situación y observando especialmente lo que ocurre en Italia y España, países latinos a los que nos unen tantos lazos afectivos, culturales, y con tantas similitudes en cuanto a clima, costumbres e idiosincrasia, creemos necesario recomendar a nuestras autoridades, a nuestras iglesias y al conjunto de la sociedad, la toma de medidas de precaución prontas y eficaces antes de que sea demasiado tarde y los contagios se multipliquen por toda nuestra Latinoamérica sin control.
Las drásticas medidas que están adoptando los Gobiernos de estos países, también Francia y Alemania, entre otros, responden a las dificultades que conlleva controlar la expansión de un virus altamente contagioso para el cual aún no existe vacuna y que, en consecuencia, se convierte en una grave amenaza para la vida de las personas más vulnerables: personas mayores, niños, personas con patologías previas o deficiencia inmunológica.
Los miles de millones de euros y recursos materiales que tanto la Unión Europea como los propios Gobiernos de estos países están destinando a combatir la emergencia sanitaria y a compensar los graves perjuicios económicos, logísticos y sociales como consecuencia de estas medidas, son recursos que no están al alcance de las economías de nuestros países a este lado del Atlántico, razón de más para estar doblemente atentos y ser proactivos.
Nuestra Federación hermana, la Federación de Iglesias Evangélicas de España (FEREDE), miembro de AEL uno de los países más afectados y varios países miembros de nuestra alianza han actuado en coordinación directa con las autoridades sanitarias de cada país, y han hecho recomendaciones a sus iglesias sobre prevenciones, algunos con restricciones sobre cantidad de asistentes y otros países suspendiendo grandes eventos y sacrificando o aplazando muchas actividades especiales que concurrían en estos meses. .
Asimismo, pedimos a todas nuestras alianzas e iglesias que promuevan la oración por este motivo y se preparen para un más que probable confinamiento en los hogares, haciendo uso de las nuevas tecnologías y las posibilidades de internet para mantener el contacto, la comunión y la proclamación del evangelio por esas vías cuando la celebración de reuniones no sea posible y también a levantar los cultos en las casas.
Sabemos que vivimos los tiempos finales, y hoy ponemos toda nuestra confianza en Dios, teniendo fe que pronto todo volverá a la normalidad y nos dejara una gran enseñanza al mundo entero.
Recordando el Salmos 23
Tú, Dios mío, eres mi pastor; contigo nada me falta. Me haces descansar en verdes pastos, y para calmar mi sed me llevas a tranquilas aguas
Junta Directiva
AEL, viernes 13 de marzo de 2020.-